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Emprendedurismo

El concepto de emprendedurismo se vincula a la acción de emprender, de tomar una iniciativa, de abordar un proyecto o de aportar una innovación. Es por tanto, el proceso de identificar, desarrollar y acometer una visión, que puede ser una idea novedosa, una oportunidad, otro modo de hacer las cosas, etc., y cuyo resultado final es la creación de una empresa, formada en incertidumbre y bajo ciertas condiciones de riesgo inherente. Esta iniciativa se lleva a cabo gracias a la acción explícita de una persona o varias, que actúan como líderes de la misma y generalmente va asociada a la disponibilidad de unos medios económicos.

En definitiva, el emprendedurismo se vincula con la capacidad manifiesta y deseo explícito de los individuos, ya sea por ellos mismos o mediante equipos, dentro o fuera de las organizaciones existentes, de crear nuevas oportunidades económicas, por ejemplo, nuevos productos, nuevas formas de organización, nuevos métodos de producción, etc. e introducir sus ideas en los mercados, haciendo frente a la incertidumbre y a otros obstáculos, adoptando decisiones sobre la localización y en la forma y uso de los recursos y de las instituciones.

El término entrepreneur se utiliza para designar al empresario y entrepreneurhip que es en sentido más amplio abarca al empresario y a la función empresarial.Por la labor que realizan, la innovación, la asunción de riesgos, etc., a los actores del emprendedurismo, los emprendedores, se les considera una parte importante del proceso de creación de empleo y un factor estimulador del crecimiento económico. Un mayor número de emprendedores supone la creación de nuevas empresas y por lo tanto de nuevas oportunidades para contratar trabajadores. Si uno de los mayores problemas de la crisis es la destrucción de empleo, la actividad de los emprendedores puede tener efectos positivos en la recuperación de este.

Además, el efecto creador de empleo del emprendedurismo es mayor que el a priori contabilizado en las estadísticas, pues se produce un efecto indirecto multiplicador ya que si un determinado emprendedor tiene éxito en su actividad no solo motiva a otros a seguir su ejemplo sino que también crea nuevas oportunidades para que las aprovechen terceros, lo que redunda en la generación de un mayor crecimiento y un mayor bienestar.

Según el informe GEM (2008), el perfil de un emprendedor es el de un adulto de entre 18 y 64 años que se halla inmerso en el proceso de puesta en marcha de un negocio o consolidando el mismo. Para entrar en esta categoría, la persona debe poseer parte o todo el negocio o empresa joven, incluyéndose dentro de esta terminología también a las personas autoempleadas.

Es posible establecer una distinción entre dos tipos de actividad emprendedora, el emprendedurismo por necesidad y el emprendedurismo por oportunidad. La primera englobaría a las iniciativas que se crean o ponen en marcha por exclusión, al no hallar los emprendedores una alternativa profesional para desarrollar su actividad laboral. Sin embargo, en la segunda aunque existan otras alternativas laborales (si no siempre al comienzo de la actividad emprendedora cuando esta se creó, sí una vez resueltos los problemas de crisis en el mercado de trabajo), los emprendedores no abandonan su actividad sino que por el contrario la eligen a pesar de disponer de otras alternativas laborales.

La situación actual de crisis económica y desempleo propicia una actitud activa hacia la creación y consolidación de empresas participadas por trabajadores. Actualmente, el emprendedurismo desde la base juega un papel destacado y se le augura un futuro prometedor. Por ello, son varias las personas que en los últimos tiempos solicitan el pago de la prestación por desempleo en su modalidad de pago único capitalizándolo en su totalidad para abordar un proyecto empresarial, bien de forma individual como autónomos, o mediante la asociación con otros trabajadores creando empresas.

Un mayor número de emprendedores supone la creación de nuevas empresas y, por lo tanto, de oportunidades para contratar trabajadores. Si uno de los mayores problemas de la crisis es la destrucción de empleo, obviamente el emprendedurismo puede tener efectos positivos en la recuperación del mismo. Un emprendedurismo más efectivo será aquél que sea más fuerte desde la base, y en ello tendrán ventajas las personas mejor formadas. La educación para el emprendedurismo, la inversión en políticas educativas, etc., mejora las capacidades y aumenta las opciones laborales.

El emprendedurismo social

El emprendedurismo social presenta una serie de características que lo diferencian del resto de formas de emprender, por el hecho de que los empresarios y emprendedores que llevan a cabo esta actividad innovadora, forman parte de empresas cuyos fines no son el ánimo de lucro, o al menos no lo son de forma prioritaria. Así, el emprendedurismo social surge siempre del autoempleo colectivo y no del individual (es el resultado de un proyecto colectivo y compartido), favorece la integración de lo social y lo económico en su empresa (los objetivos empresariales son el medio para alcanzar el fin social) y se dota de unos mecanismos de control y coordinación basados en la participación democrática (principio de gestión democrática que separa la participación en el capital de la toma de decisiones). Las características descritas hacen que las empresas que surgen de iniciativas de emprendedurismo social produzcan mayores efectos positivos sobre las situaciones de crisis económica: mayor cantidad y calidad de empleo y crecimiento, y desarrollo equilibrado y sostenible.

También se ha definido al emprendedor social como un agente de cambio que busca la creación y sostenibilidad de valor social (y no solo valor privado), el reconocimiento y seguimiento de nuevas oportunidades para mejorar dicho valor social, el compromiso con un proceso continuo de innovación, adaptación y aprendizaje, y la exhibición de un elevado sentido de transparencia y rendición de cuentas a sus interesados y de verificación de sus resultados.

Por todo ello, el emprendedurismo social se ha definido como el compromiso para crear nuevos modelos de actividad que desarrollen productos y servicios para satisfacer las necesidades básicas de colectivos desatendidos por las instituciones sociales y económicas convencionales, o también una aproximación desde la perspectiva de los valores de la iniciativa, el compromiso y la autonomía de actuación, característicos de los proyectos empresariales, al ámbito social.

Lo que diferencia al empresario social del resto de empresarios no es, por tanto, su capacidad para conseguir fines sociales, si no que estos (los fines sociales) son su propósito primordial; en la empresa social, el fin social está por encima de los fines comerciales o financieros, mientras que en el resto de empresas, son una consecuencia o un efecto secundario y no el fin prioritario.

El empresario social, normalmente, no se sitúa en la cúspide de la pirámide jerárquica de la empresa (nivel estratégico o superior), sino que ocupa una posición central, al compartir la misión de la empresa y las prácticas laborales con sus colaboradores. El estilo de dirección altamente participativo que caracteriza a este tipo de empresarios y su implicación en el proyecto empresarial en el cual intervienen, desembocan en un fuerte liderazgo organizativo y una cultura empresarial abierta a la creatividad a través de una estructura organizativa plana y descentralizada.

Las empresas de economía social y el emprendedurismo

Las empresas de Economía Social (cooperativas y sociedades laborales, entre otras figuras empresariales) son una de las fórmulas preferidas de emprendedurismo para configurar jurídicamente un proyecto empresarial, en muchas ocasiones relacionado con un proyecto de inserción sociolaboral, de colectivos excluidos de los circuitos tradicionales de empleo en la economía. El emprendedurismo social es capaz de crear e implantar un proyecto empresarial en el que se une la viabilidad técnica y financiera (negocio posible y rentable) propia de cualquier empresa, con la utilidad social (herramienta social al servicio de la inserción sociolaboral).

Las empresas de Economía Social nacen del esfuerzo de emprendedores sensibilizados con una problemática concreta, localizada en un territorio y que dan empleo a trabajadores de la zona en la que operan, algunos de ellos excluidos del mercado laboral. Actúan como mecanismo de desarrollo local y de inclusión y no se deslocalizan pues ello chocaría con su razón de ser.

Las empresas de Economía Social surgen, en gran medida, de la innovación social, es decir, de la implantación de nuevas formas organizativas y laborales basadas en el establecimiento de fuertes relaciones sociales, tanto con sus clientes como con sus trabajadores. Las relaciones con los clientes se manifiestan de forma estrecha, ya que éstos mantienen a su vez la condición de socio de la empresa (socios consumidores), pues poseen unos derechos políticos reconocidos que les permiten participar activamente en las decisiones de estas empresas. A su vez, las relaciones con los trabajadores se sustentan en el principio de gestión democrática, según el cual la participación de los trabajadores en estas empresas se determina en función de su trabajo y no en función del capital aportado (socios trabajadores).

En tiempos de crisis, las empresas de Economía Social contribuyen al mantenimiento del empleo a través de dos tipos diferentes de iniciativas. Por una parte, el emprendedurismo social es capaz de constituir nuevas empresas sociales dirigidas a la integración de lo social y lo económico, de manera que a la vez que se crean puestos de trabajo estables, estos se mantienen por la viabilidad empresarial que hay detrás de ellas al estar bien gestionadas.

Por otra parte, las empresas de capitales en crisis pueden mantenerse en el mercado transformándose en cooperativas de trabajo asociado, asumiendo su gestión los propios trabajadores. Estas dos opciones están asociadas con la innovación social, como instrumento a través del cual las empresas nacen, crecen y se consolidan. El hecho de que en otros momentos de tiempo caracterizados también por una situación de crisis económica se hayan utilizado este tipo de iniciativas con éxito, avala que también en la crisis actual sean posibles y deseables.

Recordá que…

  •  Emprendedurismo por necesidad: iniciativas que se crean o ponen en marcha por exclusión, al no hallar los emprendedores una alternativa profesional para desarrollar su actividad laboral.
  •  Emprendedurismo por oportunidad: aunque existan otras alternativas laborales los emprendedores no abandonan su actividad sino que la eligen a pesar de disponer de otras alternativas laborales.
  •  El emprendedurismo social surge siempre del autoempleo colectivo, favorece la integración de lo social y lo económico en su empresa y se dota de unos mecanismos de control y coordinación basados en la participación democrática.
  •  Las empresas de Economía Social son una de las fórmulas preferidas de emprendedurismo para configurar jurídicamente un proyecto empresarial.
  •  El emprendedurismo social es capaz de crear un proyecto empresarial en el que se une la viabilidad técnica y financiera propia de cualquier empresa, con la utilidad social.
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